Diálogos Ciudadanos: Mercado laboral e informalidad (3/7)

Si hay algo que ha impactado en la configuración del trabajo en RD son las decisiones de corte neoliberal tomadas en los años 90. El neoliberalismo, según La Garza (2000), como formación socioeconómica, es una configuración de configuraciones (no sistémica). Es, por un lado, una concepción del mundo, con centro en las teorías de la línea genética neoclásica y hoy de las elección racional; es un tipo de política de ajuste macroeconómico, que enfatiza el combate a la inflación por medio de la depresión de la demanda agregada y una forma de cambio estructural de las economías dirigida a permitir la acción del libre mercado; es también una forma de Estado que rompe con los acuerdos Keynesianos y con los pactos corporativos que buscaron conciliar acumulación de capital con legitimidad política del Estado; y es, asimismo, una forma de restructuración productiva, consecuente con la apertura y globalización de las economías, así como con la ruptura de aquellos pactos corporativos. La flexibilización del mercado de trabajo es una de las tareas ya emprendidas en esta formación socioeconómica neoliberal. (De la Garza, 2000)

Esta flexibilización hasta el momento no ha hecho más que empeorar la vida del trabajador, restándole derechos y poniendo en juego su sustento, con lo cual la restructuración productiva, aconsejada por los cowboy del neoliberalismo, está lejos de ser satisfactorio.

El mercado laboral en República Dominicana es un reto. De hecho, el sello distintivo que le caracteriza es su bajo salario. El 75% del sector formal de la economía gana igual o menor a dos salarios mínimos cotizables[1] de la seguridad social (o sea menos de 26, 964 pesos mensuales) y el 41% igual o menor a 13, 482 pesos mensuales. Ahora bien, en promedio el salario percibido en el sector informal es dos veces más bajo que el percibido en el sector formal. La tasa de desocupación (o sea el cociente de  los desocupados abiertos entre la Fuerza de Trabajo) para el año 2019 fue de 6.6, según los datos de la Encuesta de Trabajo Continua del Banco Central, sin embargo con la llegada del coronavirus, a marzo 2020 se estima que más de 655,000 trabajadores, cerca del 28% de los empleados formales de República Dominicana, han sido suspendidos temporalmente, esto pudiera estar llevando a la tasa de desempleo a un significativo 20%, sin contar con el desempleo de los trabajadores informales, que eventualmente entrarían en paro.

 El sector informal emplea alrededor del 55% de los trabajadores, o sea unos 2,582,790 hombres y mujeres al 2019, según datos del Banco Central de la República Dominicana. Este sector es complejo y representa una diversidad de situaciones: algunos realizan tareas de bajo nivel de calificación, otros efectúan trabajos a domicilio, otros son trabajadores independientes sin licencia, etc., pero la mayoría combinan uno o más factores.  Las consecuencias sociales son importantes: dado la taxonomía vigente el 54% de las personas trabajadoras están en situación “casi ilegal” y 65% no tienen ninguna cobertura social, más del 50% está en riesgo de bancarrota, existen muchas personas menores de edad trabajando, etc. Varias razones pueden explicar la magnitud de este fenómeno: incapacidad del mercado formal para subsumir toda la fuerza laboral, una baja calificación de muchos-as trabajadores-as, un empleo disfrazado (jóvenes sin formación, ex asalariados cesantes de sus empresas, etc.), pero también rigidez del sistema impositivo dominicano que impulsa a la autoexclusión de las pequeñas y microempresas.

Conforme a lo establecido por la Ley 87-01 sobre el Sistema Dominicano de Seguridad Social, el Régimen Contributivo-Subsidiado es el que protegería a los profesionales y técnicos independientes y a los trabajadores por cuenta propia con ingresos promedio, iguales o superiores a un salario mínimo nacional, cobertura que aún está pendiente en República Dominicana. O sea, que luego de casi 19 años de la entrada del Sistema, aún siguen sin protección este segmento de la población. Todavía peor, hasta esta fecha no existe ni siquiera una base de datos que permita saber quiénes son y dónde están estos-as trabajadores-as dominicanos-as, con derecho a aseguranza. Con lo cual, seguimos lejos de una cobertura universal del sistema.

Entonces, como pregunta De Sousa ¿Qué implicará la cuarentena para estos trabajadores, que tienden a ser los primeros en ser despedidos cada vez que hay una crisis económica? El sector de servicios, donde abundan las personas del sector informal, es una de las áreas más afectadas por la cuarentena. De modo que, la recomendación que hizo la OMS acerca de trabajar en casa y autoaislarse es impracticable, ya que obliga a quienes trabajan a elegir entre ganar el pan de cada día o quedarse en casa y pasar hambre. Las recomendaciones de la OMS parecen haber sido diseñadas con una clase media en mente, que es una pequeña fracción de la población.  ¿Qué significa la cuarentena para quienes se ganan cada día lo que necesitan para vivir ese día? ¿Se arriesgarán a desobedecer a la cuarentena para alimentar a su familia? ¿Cómo resolverán el conflicto entre el deber de alimentar a su familia y el de proteger sus vidas y las de sus familiares? Morir a causa del virus[2] o morir de hambre, esa es la opción (De Sousa, 2020).

Todavía más, De Sousa recuerda que, de los-as trabajadores-as informales, todavía hay un grupo, que le impacta aún más la reclusión aconsejada, que son las personas venduteras ambulantes. Quienes trabajan en la vía pública son un grupo específico de trabajadores precarios. Para este grupo, el «negocio», es decir, la subsistencia, depende exclusivamente de la calle, de quien pase por ella y de su decisión de detenerse y comprar algo, lo que es siempre impredecible para el vendedor. Los-as vendedores-as han estado en cuarentena en la calle durante mucho tiempo, pero en la calle con gente. El impedimento de trabajar para quienes venden en los mercados informales de las grandes ciudades significa que potencialmente millones de personas ni siquiera tendrán el dinero para concurrir a los centros de salud si se enferman o para comprar desinfectante para manos ni jabón. Pues quienes tienen hambre no pueden darse el lujo de comprar jabón y agua a precios producto de la especulación y mucho menos mascarillas y guantes para ellas y toda su familia.

En otros contextos, existen los llamados “deliverys” (la mayoría de sexo masculino) de la economía informal que entregan alimentos y paquetes a domicilio. Ellos son los que garantizan la cuarentena de muchos, pero no pueden protegerse. Su «negocio» aumentará tanto como el riesgo al que se exponen.


[1] El salario mínimo cotizable es de RD$13,482.00 y el salario máximo cotizable es de RD$269,640.00 según lo establecido en la Resolución 371-04 CNSS del 03 de septiembre del 2015, emitida por el Consejo Nacional de Seguridad Social (CNSS), y el artículo 57 de la Ley 87-01 que define el límite mínimo y máximo del salario cotizable.

[2] Agente microscópico que se copia dentro de las células vivas de cualquier organismo. Los virus pueden matar estas células e interrumpir el proceso químico normal del cuerpo, produciendo una enfermedad.

Foro Ciudadano
Foro Ciudadano
El Foro Ciudadano es un espacio de articulación plural, abierto y participativo, de ciudadanos y ciudadanas, que integra los diversos sectores de la sociedad civil articulados a un Movimiento Social, donde se promueve la democracia participativa, la libertad, la trasparencia, la equidad social y género, los derechos humanos, la preservación del medio ambiente, la justicia económica y socia y la paz.

Comments are closed.